domingo, 22 de enero de 2017

Día 5: Corazón.

Palabras como todo, todos, amor, muerte, vida, destrucción, final... resuenan en su mente como abstracciones, reverberan en sus neuronas como ladrillos fundacionales de la experiencia y el sentido de las cosas.
Cosa, palabra tan amplia, no dice nada y pretende abarcarlo todo. Soñé, varias veces, bajar las escaleras y encontrar la sala inundada de cosas informes, disolviéndose, hasta el sinsentido unas en otras.
Como si las cosas fueran una sola, sin bordes, amenazantes, al punto de engullirme para que sea otro grumo de la masa incierta que es el mundo.
De la pesadilla, despierto con sobresalto pero sin poder mover un músculo, casi me convenzo que la pesadilla cobra vida, soy una fibra en el corazón batiente del ser.
Otra mentira del ego: si existo todo gira a mi alrededor. 
Despacio vuelvo en mí, me incorporo empapada en mis miedos. Quizá, esto es sueño y aquella pesadilla la realidad. Quizás, ahora duermo y los conceptos que elaboré de las cosas y el mundo son mentiras y recursos generados por el sueño para no perder la cordura.
Quizás, los bordes, los límites, las fronteras son nociones que nos protegen de la incertidumbre de lo absoluto.
Me estremecí, sobrecogida por el universo, opresivo sobre mí, por la infinitud de lo desconocido, por lo limitado de mi entendimiento.
Diminuta, imperceptible. Más palabras, más mentiras. 
Entonces, era yo un grano en el culo del mundo.

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