sábado, 25 de julio de 2009


La obsesión del pimpollo es abrirse
antes de marchitar
Mas si el rosal respira lentamente miedos
¿Qué nos queda?
Miradas de invierno
canciones perdidas
los gestos encajonados
el aullido de una jauría
perros
medianoche
medialuna

Entonces la noche se cierra
sobre nosotros
como una caja
o más bien como un cajón

El miedo nos mata, nos ciega
arranca mis ojos como pétalos:
me quiere, no me quiere

Y no hay mar que me sacie
si se caen tus dedos
Y algo así como una pecera
entre nosotros

Ahogándonos con aire
peces saltando hacia la muerte

Si las mentiras te visten de negro
la necesidad lleno de ponzoña estos labios

Ya no habrá un amanecer
de cuerpos
convulsionando

Nadie más guardará esta sal
entre sus labios
ni asfixiará mis demonios
con abrazos

Tenue luz entre las nubes
deja ver la seca desolación
Rosal de fuego rojo
ahora apagado.