ese rostro acecha
detrás de las paredes, observa
no estoy sola jamás
y eran tres las tramadoras
viejas señoras tejedoras
veían los minutos frente a ellas
veían hojas cayendo
unas detrás de otras
y la niña fue tejida
intrincados bosques urbanos
la circunferencia de los días
cansa a cualquiera
modos alternos para desaparecer
por entero
se pierde en el viento
el canto de renacuajos malditos
en charcas que se secan al sol