jueves, 20 de enero de 2011

As-13-01-2011


Convivir con el silencio, el ruido de la cabeza, ruidos sin palabras y palabras vacías como botellas. Las lanzamos hacia otros esperando que se astillen y nos muestren el verdadero tejido de la realidad.
Tanta hambre y sed de cosas maravillosas y deformes, solamente sombras que vengan a abrazarnos durante el extasis del agobio. Por más pequeñas, peludas o atemorizantes que sean.
Queremos tanto a esas sombras pero se van, siempre se van cuando amanece.