jueves, 28 de mayo de 2009


Y morir tal vez...
si fuera posible
de la brisa ciega que juega
con esa maraña de tu
cabeza
de tus dedos mágicos contorsionando
con el viento de mis suspiros
de tu aroma menguante
de cadáveres encerrados
por siempre
de no haber podido tocarte
jamás
de las plazas llenas
de palomas sin alas
de tu puñal sangriento
impávido
en el ojo
del huracán de mis deseos.

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