Paladear los fracasos.
Alimentar a las bestias con mis sobras.
Cada triunfo es sombra de mis mayores fracasos.
Sufrir como si fuera lo único que existe.
Como si la paz y el sosiego fueran desesperanza, muerte.
Lo verdadero es aquello que se padece.
Sufrir lo indecible, lo inasible, lo imposible...
y pensar que ese mar convulso es la verdad.
Fingir que comprendo (supero/supuro) la herida
porque mis lágrimas la abarcan pero no es cierto.
Intuir (convencerme) que el sufrimiento
infunde vida a ese velar por el final.
Como si ese hecho me justificara
y me confiriera majestad.
Las flores huelen a sangre.
Se pudre la tierra en montículos de cadáveres y larvas.
Tu ego es el altar que se alza en la cima.
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