martes, 20 de octubre de 2009

Medir la noche

hablo de lo que vi
en realidad hablo desde un pozo ciego
cansada de ser tumba saqueada
abriste tus mortajas a lo punzante
a mediodía

desnudas el vértigo del blanco
derrumbas viejas paredes
de perfección

hablo de lo que vi
no me enseñaron las formas
los nombres son minas
revientan paraísos improbables

sonríe mi reflejo sin rostro
al precipitarse en el fondo del río
puedo oler mi alma
putrefacta
dentro de esa carne
descompuesta
el hambre marcada a fuego
sobre tu vientre
ese manjar tan al alcance de la mano
te está vedado

buscas en espejos y no te encuentras
sólo cenizas de algún huésped
a quien empujaste escaleras abajo
hacia la convergencia azul profundo

callas
tu lengua cortada
tus dientes caídos
tu llanto girasoles perdidos
tantas mentiras endulzaron tu tormento

respiras
dejas la puerta abierta a otra muerte
que arrulle ese despeñarse hasta el fondo
de nada

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